Los HAIKUS de Flor

Los haikus sonoros de Florencia Ruiz Ferretti nos permiten explorar las estaciones a través de una combinación de sonidos naturales, electrónicos y procesados que logran evocar en el oyente sensaciones, emociones y ambientes sensoriales asociados con cada época de año.

Un sonido, para mí, tiene mucho que ver con el tiempo.
El paso del tiempo. La calidad del tiempo que pasa. Cómo pasa.
Y si escuchamos eso, estamos muy dentro del sonido, muy dentro del paisaje sonoro.

Hildegard Westerkamp

Los artistas que dedicamos gran parte del tiempo a la escucha activa y consciente de nuestros universos sonoros, terminamos construyendo una especie de taxonomía sonora afectiva. Una clasificación y organización de los sonidos que experimentamos en nuestro entorno en función del impacto emocional o afectivo que causan en nosotros. Sonidos que nos llevan a nuestra infancia y activan recuerdos, potencias sonoras cargadas de significado que nos hablan de cada estación o del lugar en que nos encontramos.

Así mismo, Florencia compone su obra. Organizando y descomponiendo cada uno de los sonidos que fue recolectando durante más de un año y que hacen parte de sus afectos, de su cotidianidad y de la identidad sonora de Santiago, su ciudad. La corneta de un vendedor de churros en el invierno o incluso tres de ellos con la misma corneta sonando en surround en un parque de la ciudad, el carrito de helados en el verano, el canto de las chicharras que revela si el verano será caluroso, el colectivo de la costa nombrando la parada en el Balneario la Florida y los sonidos de casa que se pudieron percibir durante la cuarentena impuesta por el COVID. Con esta taxonomía sonora afectiva, su intuición y un espíritu juguetón, la artista compone ‘Las cuatro estaciones’, Haikus Sonoros para Rosario. A través de crujidos, zumbidos, chapoteos, el crepitar del fuego, el susurro del viento y el canto de pájaros y chicharras, nos transporta a una ficción sonora que explora los ciclos del clima y nos desafía a reflexionar sobre nuestra relación con la naturaleza y, sobre todo, con nuestra capacidad de escucha de lo más que humano.

Con los Haikus sonoros, Florencia se pregunta:

¿qué cambia y qué permanece en el paisaje sonoro urbano a través de las estaciones?,
¿cuáles son esos sonidos que están definitivamente ligados a nuestra memoria de los ciclos del clima?,
¿cómo se han transformado esas sonoridades en el contexto del cambio climático que estamos viviendo?

Partiendo de estas preguntas la artista construye la instalación sonora que hace parte de esta obra: cuatro cajas que representan las cuatro estaciones y en cada caja un haiku sonoro y una serie de objetos recolectados en cada ciclo del año. Mediante su decisión de hacer sonar las cuatro cajas simultáneamente, la artista nos recuerda que, como consecuencia de la crisis climática, los bordes que distinguen una estación de otra se están difuminando.

La cacofonía resultante nos interpela con nuevos interrogantes:

¿qué ocurrirá con las cornetas de los churros que anuncian el invierno?,
¿se volverá más persistente y frecuente el canto de las chicharras cuando el calor se haga cada vez más intenso?,
¿a qué sonará el llanto del río cuando se sequen los meandros?,
¿cómo será el canto de las aves al perder el rumbo de sus vuelos migratorios?

Puedo imaginar que Florencia nos invita a este viaje sonoro con la esperanza de que un día, los humanos recordemos que no estamos separados de la naturaleza, sino interconectados con todas las formas de vida en el planeta. En ese tiempo por venir, nuestra Madre Tierra recuperará su sinfonía salvaje, y si los humanos seguimos habitando este mundo, aprenderemos a escuchar nuevamente.

Una obra sonora como la que nos propone Florencia, es necesaria para sembrar en nosotros la reflexión sobre el momento crucial por el que atraviesa la humanidad. Es evidente que los datos de la ciencia, por más escandalosos y preocupantes que sean, no nos han alcanzado a los seres humanos para conmover y mover en otra dirección.

Quizá el arte sea el espacio en donde esta conmoción sea posible.